miércoles, 23 de julio de 2014

El Eterno Retorno



Cuéntame pasado, si alguna vez la vi
Si esos ojos en algún momento
Repararon en mi existir
Porque sí tu respuesta es no!!
Como explicar este trance de amor?
Este eterno retorno del dolor a la dulce plenitud
Cuando me mira
Cuando me toca
Cuando con un te amo
Calcina toda decepción.

Cuéntame presente, porque la amo tanto
Si son esos ojos los responsables de mi
Sonambulismo infantil.
Donde desde un segundo piso
Buscaba afanosamente un punto inexistente
Donde descansar mi mirada.

Cuéntame futuro, si esos mismo ojos
Verán llegar el otoño a mi vida
Y este camino, de la mano
Siempre sea mejor que todas aquellos días
viendo a solas, el atardecer.

Sólo así sabré  pasado .... Que la vi alguna vez
Y en ese mismo instante
Espere paciente su llegada, labrando juntos
un presente y un futuro mejor .....




jueves, 13 de diciembre de 2012

Condescendencias







Te amo y no me importa que no lo sepas,
ya que si lo supieras, igual no te importaria ...
Tu piel me recuerda tanto, tanto, que
parece que ya la conosco.
Parece tan, tan, cerca... que la puedo tocar.
Y si así lo fuera, el tiempo te tragaria,
por ocupar el espacio de un recuerdo ajeno,
en el mismo instante que lo olvide.
Donde estas ?, si en mi pantalla solo percibo tu soledad.


Dr. Alejandro Alcaraz Garcia
13 Diciembre 2012
Mexico D.F.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Lejos








Y pensar que te vi apoyada
en el transparente deseo
de mi soledad.
Y pensar que mi deseo no es más
que tu imagen entre la muchedumbre.
Deseo y soledad
que entre mi imagen eres tú.
Y al encontrarme solo,
indago entre la multitud tu nombre.
Te encuentro y a la vez te pierdo.
Claridad al desear el roce de tu piel.
Cautivo de la ternura de tus besos.
Ignore el sonido de sus labios;
Ignore...
Pero aun los siento dentro.
Penitencia de mentir
al decir  - Te quiero – ;
De entre el sollozo
y el placer intenso.
Me vi caer hacia el abismo,
y al caer se fue esparciendo.
Todo el miedo que infundí en tu alma;
y la alegría de sentirte lejos.
Dr. Alejandro Alcaraz García.
1997.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Lete




A mi penitencia.
   A veces siento como mi alma flota al compás del viento, viaja veloz dejándose atrapar por la tenue luz del atardecer. A veces quisiera que no terminara nunca, a veces quisiera seguir siendo parte de él, pero no puedo, porque al igual que los recuerdos son simples reflejos de reproches, de desvelos; el viento frio de aquella tarde en Mante golpeando mi rostro, era un callada despedida del pueblo, una tímida reflexión de todo aquello que no quería o me rehusaba a entender.
   Apenas recuerdo mi primera vez en Mante, la tarde al igual que ahora, lluviosa; dando la impresión que todos los odios acumulados de la gente se transformaban en lluvia, viento o tristeza, la cual se impregnaba en cada espacio de las construcciones, dándole al pueblo esa triste y lúgubre estampa.
   Sabía que ella me seguía amando, me iba sabiendo esto, pero no me importaba. La lluvia continuaba llenando de tristeza a Mante, seguía llevándose los odios, los rencores; lamentablemente mis odios no se iban, permanecían pegados a mi piel, firmes en su afán de destrucción, siendo los culpables de la soledad de mi alma.
   Parte de mí se quedaba aquí, parte de mí en su corazón seguía, y ya nunca la volvería a recuperar.
   Era la primera vez que esta reflexión llenaba mi mente, quizá porque el miedo a una penitencia que me costara algo más que las partes disueltas que dejaba en cada despedida, en cada olvido; rompieran con el frágil equilibrio de mi pequeño mundo, pero a la vez tenía plena conciencia que pese a mis esfuerzos para protegerme del dolor, éste llegaría sin aviso previo y tendría que asumirlo de la misma forma como provoqué dolor a los demás.
   La lluvia y el viento de Mante me darían la razón… y la despedida.
…..
   El viento arrastra las hojas del otoño; nostalgia, angustia y dolor en los corazones de “otros” y una solitaria sombra errante y con la mirada perdida levita entre las calles de la ciudad, una facies adusta e inquebrantable manchando su rostro; habían pasado ya dos años de aquella tarde en Mante, dos años de decepciones, de búsquedas, de un karma cultivado en muchos años de indiferencia, y que ahora venía a cobrar factura, moneda de cambio por una incesante soledad que limitaba su capacidad de amar, que castigaba su semblante, ya no era aquel joven con tiempo  para malgastar, quizá esa noche Cornelius cayo en cuenta que el disparo de arranque lo tomo desprevenido, y él se lo había perdido, nunca entendió cuando parar, y el amor se escapó por una y mil ventanas, de mañanas distintas, de superficies distintas, de “te quiero” vacíos, de futuros que nunca fueron, de sueños que siempre pensó estarían ahí, cerca de su corazón;  pero la realidad lo alcanzo y ahora solo, transitando hacia no sé dónde, vio venir un destello de lucidez y así  por un momento, por una única vez en su vida por fin, tuvo la necesidad de olvidar, resiliencia de frustraciones y apegos, que hoy terminaban con este acto, simple y consciente; ya no existiría algún atisbo de  pertenencia o tristeza por aquellos amores sin remitente, sentimiento sin rostro, siendo siempre, tan sólo un sentimiento etéreo hacia sus propias carencias.
   Camino un largo rato, dejándose atrapar por el tiempo, dejándose llevar por el viento; arrullado por el canto de los pájaros llego al parque, visión limitante de su realidad, la banca vacía aún estaba, el río seguía su cauce, el viento ya no soplaba.
   Al caminar crujían las hojas del otoño, ahora inmóviles; se recargo  en el barandal frente al río Lete y recordó esa sonrisa tan llenita de amor y esos labios que siempre estuvieron ahí, y en los que él nunca reparo… “todo dura un instante para toda la vida”, se dijo para sí;  escribió algo en un papel, lo introdujo en una pequeña botella y lo arrojo al río, la corriente hará lo demás, Cornelius siguió pensando, mirando el atardecer….
Epilogo:
   El reflejo de la luna en el agua del río, descansa en la quietud fría de la noche en la ciudad, mientras la brisa nocturna acaricia el triste rostro del desengaño... la banca vacía aún ésta.
   Porque para romper con el tiempo, necesariamente se tiene que olvidar, la botella flota en el río, navega, se pierde en la oscuridad.
Dr. Alejandro Alcaraz García
México D.F.   Noviembre 2011




viernes, 18 de noviembre de 2011

Busqueda



Lo que busco es encontrar
no solo un febril horizonte.
Al escuchar de las sombras y del abismo de la aurora
.. este miedo,
como si este ejemplo
ya no fuera sutil.
Inmovil te encuentras al volverte,
retraccion de refraccion
encontrando y arrastrando
el desden de tu amor.
Y mientras asi lo queremos.
Mesuro en silencio este vacio abundante de soledad.

Quien gira la llave no llama a tu puerta
pues limitaria a contra luz de tu piel en llamas
este fragil pretexto...
Pero a la vez, quiza estes tan lejos de aqui...

Que quien gira la llave no alcanza a abrir
no logra incinerar el temor que radiantes
esconden tus ojos...

Y es porque
ya nunca busque un camino..
no lo crei oportuno..
O tu si ??

Dr Alejandro Alcaraz G
Noviembre 2011

viernes, 21 de octubre de 2011

viernes, 22 de julio de 2011

Estigia




   Esa mañana al levantarme supuse que sería como cualquier otra, pero como de costumbre olvidaba un pequeño detalle; algo que cambiaría muy rápido el confuso concepto que yo tenía de ese día.
   El chorro de la regadera golpeando mi rostro me devolvío a la realidad. Era tarde para arrepentirse al igual quevolver atrás. Para mí, un chico de 15 años; el haberle prometido a sus amigos que ahora si le confesaría su amor a la niña del 3:B y que ellos tendrían la exclusiva de los acontecimientos relacionados a tan descabellada idea, no le daba al día una muy buena pinta. Al contrario, sobraban ganas para tomar el primer tren a Siberia... si lo hubiera, claro esta. Reflexionaba sobre mis muy pocas referencias geográficas, cuando el timbre del teléfono sonó. Era Alex que con su peculiar forma de hablar me daba ánimos para la hazaña que hoy, estaba dispuesto a realizar.
   - Si, ya verás que no le daré tiempo a nada - le dije antes de colgar.
   Su llamada era una muestra de preocupación,y es que la susodicha no se trataba de alguien normal; si hubiera sido Angélica o Tenia (por aquello de las ventosas), sería distinto, pero no; era nada menos que Francis (Francisca, según su acta de nacimiento)...
   Se preguntarán a estas alturas, ¿quien soy? Mi nombre es Anibal, que tampoco es muy bonito  nombre, Pues bien, digamos que Francis es distinta, especial. Para un chico de segundo de secundaria, el que una tipa sea la mejor en su clase, practique Kárate, le guste leer y tenga unas piernas, entre otras cosas de concurso, no es una buena elección, y si consideramos que para mí, la literatura es algo parecido a la sopa de fideos de mi abuela, y la lectura una tortura, además de mi achaparrada estatura; semejante idea es bastante estúpida.
   Se hace tarde, me despido de mi abue y salgo con rumbo a la escuela. Aún queda la esperanza que el autobús se estrelle.

   El escote de la maestra de inglés no me permitía concentrarme en mi plan de ataque, pero no me molestaba. Proveniente de la banca de atrás, una voz alcanzó mi oído:
   - Puta, te juro que allí me acabo de criar.. hasta barba me sale !!!
   - Lo dudo -le contesté-, mientras mi mirada se clavaba en el escote.     
   - Oye buey, sabías que la Francis le puso una patadota al último cabrón que le pidió que fuera su novia.
   - Algo escuché. Supongo que además intentó hacerle algo ¿no?
   - Y quién no, cabrón.
   El timbre del receso me recordó que tenía que vaciar mi miedo en el baño, a Alex le recordó que tenía hambre. De camino al baño la veo acercarse; tratando de poner mi mejor cara, tropiezo con un tipo de tercero al cual le tiro el refresco en su camisa, Francis se queda a ver el borlote; al tratar de disculparme no me percato del puño que se dirige a mi estomago. Al caer alcanzo a ver la sonrisa burlona que se dibujaba en el rostro de Francis. Ella y sus amigas se alejaron entre risas, dejándome a mí y a unos 15 curiosos, los cuales me veían como algo no cotidiano. El golpe incrementó un poco la presión en mi vejiga, que para ese momento ya estaba vacía. Para mi suerte el tipo había arrojado un refresco completo sobre mi pantalón, que yacía al igual que yo en el suelo; ayudando a ocultar un poco la meada. Entre los curiosos se encontraba mi ángel guardián, que con cierta picardía me preguntó:
   - Puta, que buen madrazo te dio ese wey ¿te dolió?
   - Un poco -le respondí entre una aspiración profunda y un rictus de dolor. Mientras tanto, los prefectos habían tomado el lugar de los curiosos, que hacían mutis para no ser castigados.

   Al interrogarme, el pantalón aún mojado (por la meada y el refresco), no les decía absolutamentenada a las señoritas de trabajo social. Enfrente, unos penetrantes ojos me recordaban que éste día no era como todos.
   - ¿Quién empezó?
   Los ya mencionados ojos se clavaron aún más en mí, ayudandome a contestar.
   - Yo tropezé con él y le tiré el refresco encima.
   - Eso no lo excusa de haberte golpeado.
   - Además yo fui el primero que pegó -le conteste al intento de abogada que tenía al lado.
   Pedí disculpas y cambiando los acontecimientos, logré que los ojos que para entonces ya no se clavaban con  tanto odio en mí, merecieran tan sólo un regaño; yo en cambio me había ganado tres días de vacaciones en mi casa.

   Para la hora de salida mis ánimos no eran lo suficientes como para pedirle un poco de amor a la "madreahuevos", como la llamaba Alex; además mi vapuleado ego me aconsejaba irme a cambiar el pantalón que estando seco, despedía un ligero olorcito, recordándome que la pepsi no era muy buena para ocultar el olor de una meada. La figura de Alex que llegaba corriendo me sacó de mi reflexión:
   - Oye miadito y si vamos a ver hoy por la tarde a Francis a su clase de Kárate; chance y con Kárategui se vea más buena ¿no?.
   No le contesté al tono burlón de Alex, que hacía gala de su gran nariz, preferí concentrarme en su no tan mala idea. Nos quedamos de ver a las 7 en el parque, me apresuré a llegar a mi casa, el olorcito se intensificaba aún más.

   Esperamos que concluyera la clase. Le pedí a Alex que me esperara a una cuadra antes mientras yo me enfrentaba a Francis y sus técnicas de Kárate. Como era de suponerse, a Alex le valió madres mi consejo. Yo sabía que él no estaba dispuesto a perderse la escena, además quería comprobar si Francis se veía mejor con Kárategui.
   Al verla salir, tragué saliva y fui a su encuentro. Pero antes, los mismo ojos que me miraban en la oficina de castigo y las mismas manos que vaciaron el refresco en mi pantalón, también la vieron y la tomaron de la mano, ella respondió con un beso. Atrás las risas de Alex se podían escuchar, le pedí con un "sshh" que se callara. Al voltear, los mismos ojos, manos y boca que habían besado a Francis, estaban otra vez frente a mí:
   - Otra vez tú por aquí chaparrito  -Francis se acercó.
   - Déjalo, no ves que está muerto de miedo.
   Mi ego no me permitió pensar en lo que mi orgullo me ordenaba. Usando la técnica que empleaba Francis para deshacerse de sus pretendientes, provoqué que el grandulón retrocediera bruscamente en dirección al piso, pero la puerta de cristal de la escuela de Kárate se interpuso.
   Los alumnos, el maestro y los curiosos no se hicieron esperar; yo que para entonces ya estaba metido en mi papel, tomé del brazo a Francis y le di mi mejor beso. Como último recurso para no ser foco de venganzas por parte del maestro y del deshuevado, me di a la fuga.

   A media carrera mi ángel guardián me preguntó:
   - Oye cabrón ¿Y de dónde sacaste esos huevotes, ¡eh!?  
   Sonreí con sarcasmo.
   - Oye y te diste cuenta que sí se ve más buena con Kárategui.
   No le contesté, preferí celebrar mi triunfo en silencio. Tenia tres días para aprender Kárate o hacerme cirugía plástica.
   - Oye, ¿ A ver cuándo me enseñas esa patada, ¿no?.

  Dr. Alejandro Alcaraz Garcia. 
Días Ignotos.
Ediciones Del Vortice. 1997






    

       

lunes, 23 de mayo de 2011

Trayectos


Viendo tu Foto....
Solo entre tantos recuerdos,
Vientos de un largo trayecto
hacia tu sonrisa
que a pesar de no ser mia
me regala su tierna frescura.

Me vendras a visitar?
aqui donde el tiempo de detiene
aqui donde el dulce regalo de
tu amor no tiene remitente.
Hoy mi alma te pertenece
no por ser cautivo o carente de voluntad
sino porque al ser parte de ti
mis letras no son de cristal.
Asi estes cerca
asi estes lejos
el pasado sigue siendo
nuestro mejor secreto.

Espacios de luz,
cisura infinita
de un beso olvidado.
Musitando un Te Quiero
en algun momento de un roce lejano.
Busqueda
de saber que existe alguien
que a pesar de
ser parte
ser sombra
o viento
de un arcoiris ausente
su mente.... llena esta de mi.

EScribeme una linea,
un trozo de silaba
de tu pensamiento;
dejame saber que
hay detras de tus silencios,
pinta de colores mi alma
y mi tinta no se cansara
de contarte
de extrañarte
de extraer de mi inherente
nostalgia...
tan solo una palabra
que abra tu corazon;
que me haga ser parte de tu vida
y quiza asi no siga
encendiendo veladoras en las
esquinas.

viernes, 13 de mayo de 2011

Convenio


Para el Amor que sigue vivo en mi corazon:

A tu lado.
Encontré un pretexto  para amarte.
No fue algo tangible.
Al menos así lo parecía
cuando absorbiste el hialino fluido
de mi pensamiento.
Virgen brevedad de tu ansia fértil.
Metáfora gastada que disfraza
el ardiente propósito que persigo.
Intento.
Convenio tácito de tregua amatoria.
Conjetura de orgasmos visuales
que se forma llana y calladamente
de nuestro silencio.
Que entreteje de común acuerdo
este voyerismo accidental.

Dias Ignotos
1997. Ediciones del Vortice.
Dr. Alejandro Alcaraz Garcia.